
DEFINICIÓN
- El vuelo de montaña es una escuela permanente de disciplina, de humildad y de capacidad de renuncia. Para conseguir todos estos requisitos hay que estar entrenado a estas técnicas. La satisfacción de progresión es inmensa porque permite dar un salto importante en las capacidades de pilotaje. Sea para sobrevolar una Cordillera, volar por sus valles o tomar en una pista de montaña, el piloto de montaña tendrá que considerar constantemente los parámetros de viento, altura, densidad asociados a las características de su avión así como a sus limitaciones personales.
- Esta disciplina combina la grandiosidad de los paisajes de montaña con la operación en pistas con fuerte pendiente. Se practica con aviones o ultraligeros, desde las clásicas Piper PA18, Jodel Mousquetaire o Cessna, pasando por ultraligeros como el A22, Savage, Tecnam, Magni Giro o Air Creation, hasta aeronaves tan avanzadas como la Pilatus PC12 o la TBM 930. Nos permite volar en un entorno majestuoso, de gran belleza y de aterrizar en pistas situadas en lugares singulares o recónditos, ya sea un altipuerto en una estación de esquí, o un glaciar.
- Cuando volamos en alta montaña, donde las cimas superan los 3000 m, entramos en una nueva dimensión donde a los imponentes paisajes se les unen las dificultades propias de la aerología y la altitud de densidad. El vuelo de montaña es una escuela de humildad, donde los errores pueden costar muy caro. La formación es imprescindible y nos proporcionará no sólo los conocimientos necesarios para practicarlo con seguridad (técnicas de vuelo específicas, operaciones en pistas con pendiente, meteorología, viento) sino que disfrutaremos de nuestros vuelos. El vuelo de montaña nos ayuda a perfeccionar nuestro pilotaje. Adquiriremos el rigor y la precisión que nos permitirán aterrizar en apenas unos centenares de metros. Aprenderemos a conocer la aerología para aprovecharla y evitar sus problemas.
- El vuelo de montaña tal como se practica hoy, nació de la mano del suizo Hermann Geiger en los años 50 del siglo XX. Geiger, piloto de vuelo sin motor y de avión, que fue el primero en aterrizar en un glaciar de los Alpes con su Piper PA18 equipada con esquís., desarrolló la técnica de aproximación y aterrizaje que usamos hoy en día.







NORMATIVA
- La normativa establece una diferencia entre aeronaves de aviación general, lo que comúnmente conocemos como avionetas o aviones, y ultraligeros.
- Aeronaves de aviación general: Para operar con un avión (licencia PPL) en una pista de montaña (“Pista de Montaña”: superficie en la montaña con pendiente longitudinal, designada como tal por la autoridad aeronáutica; puede ser de terreno natural o asfaltada como los altipuertos), el piloto al mando debe disponer del EASA Mountain Rating “Wheels” o “Skis”, habilitación que se obtiene tras realizar un curso teórico y práctico de aproximadamente 20 horas de doble mando con un FI-Mountain y superar un examen escrito y práctico (EASA FCL.815 Mountain Rating).
- Autorización de acceso a altipuerto: se trata de una “habilitación” que sólo existe en Francia y permite operar con un avión en un altipuerto concreto (Autorisation accès altiport). Se obtiene tras realizar una formación teórica y práctica y es una buena manera de iniciarse en el vuelo de montaña sin tener que hacer el curso completo del Mountain Rating. Se puede obtener para “Wheels” o “Skis” y tiene una validez de 6 meses.
- Ultraligeros: Esta categoría de aeronaves no está sujeta a la normativa de EASA, pero su incorporación cada vez más numerosa al vuelo de montaña y su cada vez mayor similitud con las aeronaves de aviación general, tanto por prestaciones como por MTOM, hace que las federaciones de ultraligeros junto con las asociaciones de vuelo de montaña recomienden una formación similar al Mountain Rating. La finalidad no es otra que proporcionar a los pilotos de ultraligero los conocimientos necesarios para volar en montaña y operar en pistas con pendiente con la máxima seguridad.
